martes, 8 de marzo de 2011

Closed eyes. XXIV

Se acomodó en el sofá, siguiendo cada uno de mis movimientos con la mirada. Carraspeó y me fijé en el movimiento que hacía su nuez al tragar saliva. Abrió la boca para decir algo, pero de repente la cerró. Parecía que las palabras se atascaban en su garganta, no conseguía decir nada y no necesitaba mis respuestas.

-Se lo conté a mi padre -hice una mueca al escucharle, negando con la cabeza avergonzada. Me miró de reojo, y luego desvió la mirada. Entrelazó las manos en sus piernas, inclinándose hacia delante levemente.- Él podía ayudarte, y lo hizo. Le encontró, pero sin la denuncia no podía hacer nada. Y claro, esa no era su identidad. Nico no existía cinco años atrás, y justo cuando averiguó quién era realmente, lo asesinaron.

-Increíble.. te dije que te callaras -me levanté de nuevo. No sabía cómo reaccionar, qué decir y qué hacer. Me pasé la mano por el pelo, haciéndome una coleta y soltandome el pelo después.- ¿Y qué dijo?

Se levantó, acercándose a mí. Me abrazó por la cintura, atrayándome hacia él. Sonrió leve, alzando un lado de la boca, como a mí me gustaba.

-Que eres idiota -sonrió dulce, pero la alegría no se subía a sus ojos. Me rodeó con sus brazos, con más fuerza que antes mientras se acercaba a mi boca despacio. Rozó mi labio inferior despacio con los suyos, y luego lo atrapó con sus dientes tirando de él. Le sonreí a modo de respuesta, tirando de mi labio hacia mí, consiguiendo que posara los labios sobre los míos.- Pero... que nadie puede obligarte a denunciar, así que, en parte te entiende -susurró al separarse. Hice una mueca evitando mirarle, apoyé la cabeza en su pecho escuchando los latidos de su corazón mientras mi mano derecha jugaba con su pelo.

-Vamos a olvidarnos de esto, por favor... no quiero volver a hablar de ello -suspiré, levanté la mirada luego fijándola en sus ojos. Me mordí el labio esperando su respuesta. Sus brazos se aflojaron y terminaron soltándome, asintió observando una foto que había sobre la mesa. En ella salíamos Lucas y yo: él me rodeaba con sus brazos por los hombros mientras yo pasaba un brazo por su cintura. Ambos sonreíamos, y estaba claro, que nos queríamos... pero no sabíamos hasta qué medida.

-Está bien, pero si tú dejas de verle.. -levantó el mentón señalando la foto.