miércoles, 16 de junio de 2010

Closed eyes. XIV

Respiré hondo e intenté no parecer demasiado fría, la cuestión era que pareciera que no había visto nada o que no me había importado. ¡Tú puedes Claire!-me animó una voz en mi cabeza. Abrí la puerta y crucé la habitación en menos de diez segundos sin que Thomas se diera cuenta.

Esquivé a más de uno mientras bailaba, pero no pude evitar a Karl, Corbirock, Suzanne, Aaron, Adrien y Lucy. Me despedí con la mano de ellos pero Suzanne nose dio por satisfecha con eso. A esto se sumó Karl.

-¡Claire!¡¿Qué pasa?!-preguntó a voces Suzanne al ver que me marchaba corriendo. Hice como que no la escuché y seguí andando aún más deprisa. Estaba a punto de coger un taxi cuando alguien me agarró por el brazo y tiró de mí hacia atrás.

-¿Qué coño estás haciendo?-preguntó mientras cogía aire.

-Karl, no quiero contártelo-respondí sincera.

-¿Si fuera Thomas me lo contarías?-inquirió algo celoso. Anduve hasta el taxi y cuando abrí la puerta lo miré.

-No lo haría tampoco-contesté triste.

Me senté y le susurré como pude al taxista que me llevara lo más rápido al Hospital. Miré por la ventanilla, ayudaba pensar en las luces de millones de farolas y casas que componían una ciudad. Sólo que poco a poco, cada una se iba enciendo o apagando, casi nunca al compás de su vecina.

¡Qué maldita vida!Sueno como una persona que ha vivido más de dieciséis años-pensé mirándo por la ventanilla.-La verdad es, que lo parece, me han pasado demasiadas cosas en tan poco tiempo.

-Ya hemos llegado señorita-dijo el taxista. Parpadeé y afirmé con la cabeza, le pagué y le di las gracias. Respiré hondo y miré las letras que componían la palabra URGENCIAS. Entré y me acerqué al mostrador para preguntar por mi madre. Me dijeron que esperara un par de minutos, que en cuanto tuvieran la información me llamarían.

Me senté en un sillón y esperé a que me llamaran, estaba claro que iban a tardar pero yo tampoco tenía sueño. Miré un punto en la pared, parecía una cereza de un tono amarillo más claro.

-¿Los familiares de Theresa Brown?-preguntó una enfermera. Me levanté corriendo y levanté la mano.

-Soy su hija-contesté nerviosa. Me miró de arriba a abajo y me empezó a explicar lo que le había ocurrido a mi madre.Una bala le había alcanzado el hombro cuando salía del coche de Freddie. Por suerte, esta no había alcanzado la yugular. Ahora estaba en cuidados intensivos, cuando despertara la bajarían a planta.

-Gracias-respondí a duras penas.
Volví a la sala de espera y me senté a esperar, era lo único que podía hacer. Saqué mi móvil y lo puse en modo silencioso, ya me había sonado una vez y no era muy educado que sonara en un hospital a las cinco de la mañana.

Una hora más tarde, dos policías llegaban preguntando por mi madre y por la persona que estaba esperando a que saliera del quirófano. Me levanté y la enfermera me señaló justo cuando iba a tomar un poco de aire fresco.

-¿Tú eres familiar de Theresa Brown?-preguntó el policía más viejo. Le miré y le afirmé que sí con la cabeza. El otro, parecía recién salido de la academia y no hacía más que mirarme de arriba a abajo.

-Soy su hija-contesté dándole más detalles.

-¿Sabes si alguien querría hacerle daño?-preguntó el novato. Me senté y pensé en alguien que tuviera las suficientes agallas como para hacerlo. Por una parte estaba Nico, y por otra estaba Rebecca, la que hubiera sido la esposa de mi padre, sino llega a conocer a mi madre.

-Sólo creo capaz a una persona. A Rebecca Doyle-respondí tras un breve silencio.Siempre le guardó rencor, incluso su hija me lo tiene por eso. Y es que Rebecca, se casó con el mejor amigo de mi padre, Robin,después que mi padre la dejara por mi madre, ahora, estaban a punto de divorciarse. De esa relación nacieron Anne y Sacha.

Tras mil preguntas sobre nuestras vidas, se marcharon pero no antes que el novato me diera su tarjeta por si tenía algún problema. Le di las gracias y se fueron definitivamente, ojalá que lo encontrarán lo más rápido posible y que se pudriera en la cárcel. Se lo merecía, mi madre era lo único que me quedaba...

Mi padre había muerto en un incendio. Él era bombero y esa noche habían llamado unos vecinos diciendo que la casa de al lado se estaba quemando. Un matrimonio y su hijo de siete meses se habían quedado atrapados en el interior. Entró, a rescatarlos, a pesar de que le dijeron que no lo hiciera. El techo se derrumbó cuando estaba dentro, por suerte, encontró una salida, pero no pudo hacer más. En cuanto salió se derrumbó y nunca recuperó la consciencia.

¿Cómo hubiera sido todo si él siguiera vivo?Seguramente, tendría a alguien que hiciera el papel de padre...

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