martes, 6 de julio de 2010

Closed eyes. XVI

Lo miré vacilando. No lo conocía de nada, sólo había operado a mi madre. No tenía que preocuparse por mí también.

-No tengo hambre-mentí mientras me sonaban las tripas.

-¿Seguro que no?-sacó un donut del bolsillo de su bata y me lo enseñó. Lo miré fijamente, me apetecía pegarle un mordisco, pero no podía moverme de allí.-Vamos a la cafetería, yo invito.

-No puedo, tengo que ...-pensé algo rápidamente.-quedarme aquí, para saber como sigue mi madre.

-El médico que la atiende soy yo, con cualquier cosa me avisarán-suspiro mirándome y me abrió la puerta del baño para que saliera.

Salí resignada, aunque iba a comer sin tener que pagar. No lo conocía, sólo era el médico que le había tocado a mi madre. Se preocupaba por los demás, y eso me gustaba. Había pocas personas que hicieran eso.

Nos tomamos un café y me habló sobre su vida. Me explicó que había decidido ser médico, no porque a él le gustara demasiado, sino, que su padre lo había sido y le disuadió de cualquier otra idea.

Me estaba comiendo una galleta cuando una enfermera entró corriendo en la cafetería y se acercó a nosotros. Lo supo en cuanto la vio, algo estaba ocurriendo...

-Le necesitan en la habitación de la señora Brown doctor Smith, es urgente-comentó sin aliento.

Se levantó con prisa mientras yo le seguía. Se dio la vuelta y me dijo que yo no fuera, le pidió a la enfermera que se quedara conmigo y se fue por el ascensor.

Haz lo que sea, sálvala, no me queda nadie más... -pensé mientras lo miraba.

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