sábado, 12 de junio de 2010

Closed eyes. XII

La hora de la fiesta se acercaba y yo cada vez tenía más ganas de quedarme en casa enterrada bajo cincuenta mantas y un gran bote de helado de café.

¡Qué pena no ser piedra! Ellas si que no tienen problemas, no sienten nada, ni tienen preocupaciones.Ojalá fuera como ellas, me ahorraría muchos disgustos.

Si hubiera tenido un hermano, habría tenido un punto de apoyo al que le podría contar todo esto. No me habría juzgado como haría mi madre. Pero el que pudo serlo, murió en el parto. Nunca podré saberlo...

Dejé de pensar en eso, y pensé en quien iría a la fiesta. Todos los de mi clase, estaba claro; y las otras dos más. La mayoría eran odiosos ... Me di cabezazos contra la pared, donde me había metido. Yo no quería ir a esa estúpida fiesta, me iba a aburrir en cinco minutos y más aún con mi mejor amiga ocupada en manosearse con su novio.

Terminé resignándome, ¿qué iba a hacer en casa? Comer y comer. Hartarme a helado por el miedo que tenía. El timbre de la puerta sonó, bajé las escaleras corriendo y me despedí a voces de mi madre.

-Hola chicos-les saludé mientras salía. Me sorprendí al ver también a Karl, era muy extraño que él fuera a alguna fiesta.

-¡Hola!-respondieron a coro. Caminamos hasta casa de Adrien en silencio, aunque a la parejita no le hacía falta comunicarse.

En cuanto llegué vi a Aaron y me entraron ganas de correr, pero era demasiado tarde, ya me había visto. Y aparte, era imposible con los taconazos que llevaba.

-¡Ey Brown! Al final has venido-comentó mientras me daba dos besos.
-Sí, cómo podría perderme la fiesta-respondí sarcásticamente. Karl me miró y se rió de mi tono de voz. Me reí con él y entramos juntos en el salón. Sonaba la canción de Taio Cruz, break your heart. Con la que Karl y yo nos sentíamos tan identificados, sobre todo con la parte en la que decía If you fall for me, I'm not easy to please, I'mma tear you apart, Told you from the start, baby from the start.

Sí te enamoras de mí



No soy muy fácil de complacer


Voy a hacerte llorar


Te lo dije desde el comienzo, cariño, desde el comienzo.

-¿Quieres algo?-le pregunté a Karl mientras Thomas se acercaba a nosotros.

-Irme a casa-respondió resignado.-Pero como no puedo, pues una coca-cola.
Le miré compresiva, yo también quería lo mismo. Yo había venido por Thomas y Aaron, pero, ¿él por quién había venido?No podía ser por mí ... Le di su coca-cola y se sentó en el sillón más apartado.

Alguien me tapó los ojos por detrás, se rió y me saludó. Thomas. Le sonreí a cambio mientras me agarraba por la cintura.

-Hola guapa-comentó dándome un pico. Me sonrió y yo le regalé una pequeña sonrisita a cambio.-Al final has venido.

-No tenía nada mejor que hacer-respondí alegre.

Miré de reojo a Karl, que estaba hablando con un muchacho y de vez en cuando me miraba. La cuestión era que su cara me sonaba de haberla visto en algún lugar... Pero no recordaba en qué.

Me concentré en averiguar la identidad de este chico. Thomas me seguía hablando mientras yo seguía pensando. No era ningún repartidor de comida rápida, porque normalmente yo no comía eso. Tampoco podía ser un ex-novio, lo habría reconocido ya. O alguien de la familia... mi primo John.

Corrí y le abracé con una sonrisa en la cara. Era él, tenía la misma nariz y los mismos ojos, aunque había cambiado mucho desde la última vez que lo ví. Me abrazó y se rió conmigo.

-¡Cómo has cambiado prima!-comentó mientras se reía y me volvía a abrazar. Me hizo de dar una vuelta y me miró.

-¡Tú estás más grande, y mira que ya lo eras!-me puse de puntillas y ni siquiera pude alcanzarle.

Me acordé de Thomas y no lo vi por ningún lado. Salí a buscarlo a la calle y allí estaba, sentado en la acera pensando en algo. Tendría que explicarle quien era John y por qué había reaccionado así.

-Hola-susurré detrás de él. No me contestó y siguió hablando-¿Qué haces aquí? La fiesta es dentro...

-Tengo que pensar en algo-contestó algo enfadado.-¿Puedes dejarme solo?-me levanté y me sacudí la falda.

-No tienes por qué estar celoso, es mi primo-le aclaré y empecé a andar.

-¿Crees que es eso?Ni siquiera estamos saliendo-comentó riéndose. ¡Vaya engreído!Y me había enamorado de él...

-Tampoco quiero-respondí irritada. Entré en la fiesta y decidí pasármelo genial, ya que no hay cosa que más moleste, que la chica por la que estás pillado sea feliz mientras tú no. Bailé con todo el mundo, incluso con Adrien, el que estuvo a punto de pegarme.

Me senté con mi primo y sus amigos en un sofá y se acercó Aaron a saludarlos. Abrió mucho los ojos al verme allí y actuó como si yo no existiera. Le guiñé un ojo y le saqué la lengua. Resultaba que mi primo formaba parte de una de las hermandades de la universidad, y era un privilegio conocer a alguno de ellos. Fui a por un par de copas y Aaron se acercó a mí.

-¿De qué los conoces?-preguntó mientras cogía unos vasos.

-El moreno de los ojos azules es mi primo-respondí sinceramente. Preparé unos mojitos y se los dí a los demás. Uno de ellos me abrazó por la cintura y me lo intenté quitar con un empujón, pero no me dejaba en paz. Quería liarse conmigo, pero yo no quería... Empecé a gritarle que me soltara y se puso cada vez más agresivo. Mi primo y Aaron se metieron en medio, pero no consiguieron que me dejara. Volvía una y otra vez. Me miraba con cara de odio, como si le hubiera hecho algo imperdonable...

La música paró de repente. Todo ocurrió muy rápido, Thomas entró dentro y al ver que no me dejaba le pegó un puñetazo. Él le dio otro y terminaron pegándose una paliza de muerte. Los separaron entre cuatro o cinco y los amigos de mi primo se lo llevaron de allí. Mientras, John me dijo que me había echado mucho de menos, me dio su número y me prometió hablar conmigo al día siguiente.

Aaron, Corbirock, Adrien y yo, nos llevamos a Thomas a la cocina. Se le estaba hinchando el ojo, aparte de tenerlo morado, le salía sangre por la nariz y tenía rajado el labio. Le hice de sentarse en una silla enfrente de mí y le curé las heridas.

-¡Ese tío es un payaso!-gritó Corbirock enfadado.

-Menudo cabrón, y encima tratar así a una mujer. Vaya hijo de puta-comentó Aaron.

-Por suerte, no han roto nada-dijo Adrien en su mundo. Le miramos todos excepto Thomas que me seguía mirando. Le dirigimos miradas de asombro y enfado mientras observaba hacia algún lado. Se dio cuenta y nos miró a cada uno sin saber por qué lo hacíamos.

Les indiqué ligeramente con la cabeza que se marcharan, Corbirock y Aaron lo pillaron al instante pero Adrien...

-Adrien, creo que hace falta que vayamos a animar un poco la fiesta-le sugirió Corbirock.

-No gracias, voy a quedarme aquí por si necesitan algo-contestó.

Aaron se rió y lo agarró de un brazo mientras Corbirock le empujaba. Me reí cuando Adrien se calló y la manera que tuvieron de levantarlo. Pero enseguida recuperé la seriedad.

-¿Te duele?-pregunté mientras le limpiaba las heridas con betadine. Hizo un gesto de dolor y siguió mirándome.

-¿Estás bien?-preguntó mirando mi reacción.

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