jueves, 20 de mayo de 2010

Closed eyes. V

Le quería, pero no podía hacer como que no me había pasado nada con Nico. Tendría que pasar el tiempo, hasta que consiguiera reunir la confianza posible y volver a mi estado anterior. Necesitaba espacio, ver las cosas sola y pensar detenidamente en ello...

Saqué las llaves, abrí la puerta y entré. Escuché ruidos en la cocina y me dirigí hacia allí. Saludé con la mano a mi madre y le conté que había perdido el móvil. Me miró con un gesto de resignación y me prometió regalarme otro.

-¿Cuántos móviles llevas ya?-preguntó.

-Emm...-conté mentalmente. Estaba el primero, que terminó en el cubo de la basura. El segundo, todavía lo tenía por ahí guardado, pero tampoco iba, no se encendía. El tercero lo había perdido y el cuarto se quedó pasado de moda y lo cambié por el quinto y último, el que me había dejado olvidado en casa del que me había intentado violar.-Cuatro-mentí. Suspiró a cambio, se puso a cocinar y subí a mi habitación.

Me tumbé sobre la cama y dejé que mis pensamientos me atormentaran. Había estado a punto de ser violada, y también, había perdido la oportunidad de tener algo con Thomas. Me enfurecí conmigo misma, y me puse a revolver mi habitación cabreada. De repente, me sentí sucia, olía mal, estaba asqueada... Me pegué un baño, mientras mi madre llamaba a Movistar para dar de baja mi número de móvil. Pero el olor no se iba ...

Conseguí disimular un poco el olor, al adoptar otra manera de actuar. Ya no sería nunca más la antigua Claire que se avergonzaba de ser como era, de ser la estúpida con la que siempre se podía contar y la tímida y buena con la que todo el mundo se podía meter. No, la nueva Claire era mucho mejor, opté por ser fuerte, y vestirme de forma peligrosa, nada de ropa que tapara más de lo necesario, empecé a fumar y dejé de estudiar tanto como antes, me volví una malota.

Llamé a Karl desde casa, anulando la escapada al cine. Todavía tenía que arreglar muchas cosas que no podía dejar para otro día. Enseguida puse la excusa, de que mi madre se había puesto enferma y nadie podía cuidarla en mi ausencia. Y en parte, era verdad, no teníamos a nadie más..

-Que se mejore. Ya te veré el lunes en el instituto. Adiós-contestó entristecido.
-Bye-respondí.

Colgué el auricular y subí de nuevo a mi habitación. Un avión de papel, atravesó mi ventana. Leí lo que ponía y me asomé a la ventana. Ahí estaba Thomas, mirándome preocupado.

-¿Qué quieres hablar conmigo?-contesté ligeramente irritada.

-Puedes salir por favor-me sugirió. Suspiré y bajé abajo. Le dije a mi madre que tenía que hablar con Thomas y que no iba a tardar nada.

-Bonito pijama-comentó riéndose.- ¿Estás bien? Te noto rara, y a mí no puedes engañarme con eso de que has perdido el móvil, porque entonces no te hubiera escuchado gritar-replicó.

-Lo he perdido, es imposible que me escucharas-contesté a la defensiva. No podía permitir que esto se descubriera, la vergüenza sería terrible para mí y para mi madre.-¿Algo más? Pues me voy-respondí borde.

-¿Y qué me dices de Navona?-contestó a mi espalda. Me helé e intenté recobrar la compostura antes de que se diera cuenta.-Conmigo puedes contar, sé guardar un secreto.

-¡¿Quieres saber lo que ha pasado?!¡Me han intentado violar!-le confesé a voces. Por suerte, nadie pasaba por la calle, y ese barrio era el de los sordos y para nada cotillas. Me senté en la acera escondiendo mi cara entre mis manos y noté como se sentaba al lado. No era justo, que yo le quisiera como algo más que un amigo y él a cambio me hiciera ilusiones. Me rozó la mano y me abrazó.

-¿Has llamado a la policía?¿Se lo has contado a tu madre? Debes hacerlo, tienes que denunciarlo-contestó tras un largo silencio.

-No, ni pienso hacerlo. Si mi madre se entera de esto, me encerrará en casa y no me dejará salir nunca. Y tú tampoco vas a hacerlo. Prométemelo -le susurré enfadada.

-Prometer, ¿qué? Si se lo cuentas te sentirás mejor-me aconsejó.

-¿Sentirme mejor? ¡Y una mierda!Tú no sabes lo que es tener a un tío encima baboseandote cuando tú no quieres-había conseguido colmar mi paciencia ya de por sí decaída. Se fue a su casa, seguramente a llamar a Lucy mientras que yo, tenía que planear mi nueva actitud.

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