domingo, 30 de mayo de 2010

Closed eyes. X

Me metí en la bañera con el agua ardiendo. Necesitaba relajarme, y pensar en el calor me solía ayudar. ¿Cómo podía escaquearme de ir a la fiesta? Tenía las ganas justas para ser feliz, pero para una fiesta ... no, ni de coña.

-Puedo llamar a Aaron y explicarle que me he puesto mala de repente y que es muy contagioso-pensé en voz alta.

Cerré los ojos y dejé a mi mente que trazara formas abstractas. ¿Por qué todo se había complicado tanto? Joder, no quería ir a la fiesta, pero si esto ayudaba a volver a hacerme amigos de Aaron y los demás, no iba a dejar esta oportunidad.

Iría a la fiesta, pero estaría sólo un rato de nada. Llamé a Suzanne y le comenté que si teníamos algún plan para el sábado, me contestó que no. Le expliqué que Aaron me había invitado a la fiesta de Adrien, pero claro, si yo voy ella va también.

El timbre sonó y como de costumbre me había quedado sola en casa. Ya que la pitorrera de mi madre se había ido con su novio a cenar. Salí de la bañera con prisa y me tapé con la primera toalla que encontré. ¿Dónde estaban los albornoces? Solían estar detrás de la puerta, pero allí no había ninguno.

Bajé las escaleras dejando un rastro de gotas. Me coloqué de nuevo la toalla, sólo por si acaso se me caía y abrí la puerta. Le miré a los ojos mientras me observaba de arriba a abajo con la boca abierta.

-Uaaaaau-susurró bajito.

-¿Qué quieres?-pregunté con prisa.

-Quería hablar contigo por lo de esta mañana-respondió sincero.-Veo que no puedes ahora, luego vengo-dijo mientras se marchaba.

-¡Noo!-grité.-Podemos hablarlo ahora-dije mientras me miraba.-Vamos, pasa-le ofrecí mientras se paraba enfrente de mí.-Voy a secarme, no tardo nada-sugerí mientras se paraba en las escaleras.

-No hace falta, no voy a tardar nada-respondió mirándome de arriba a abajo. Le miré riéndome y levantó la vista de mis piernas.-Venía a... decirte que siento mucho haberte besado así.

-Sí, no deberías de haberlo hecho-respondí colocándome la toalla.

Me miró incrédulo. Se acercó un poco a mí y me miró el escote. Retrocedí hasta dar contra la pared y él siguió avanzando. Se pegó contra mí y me miró la boca.

-No me lo creo-susurró muy cerca de mí. Su aliento rozó mi cara como una nube de gas tóxico, me hipnotizó. Me puse nerviosa y pensé en una respuesta lógica que no mostrara mis sentimientos.

-Ve creyendolo-contesté embobada. Intenté librarme de él, pero nose movió ni un centímetro. Me agarró con más fuerza.-No eres el centro del universo ¿sabes? Y menos del mío... -se rió y se acarició el pelo.

-Prefiero comprobarlo-musitó con voz dulce.-¿Si te beso ahora, me vas a pegar como esta mañana?-preguntó demasiado cerca de mi boca. No supe que contestar ya que sus labios silenciaron a los míos. Pero esta vez, le respondí a su beso. De repente, todo se volvió salvaje y me pedía más y más.

Intenté que me dejara respirar pero ni siquiera le moví un milímetro. Me levantó las manos mientras me seguía besando y la toalla se calló al suelo. ¡Qué vergüenza! Paró de besarme y me sonrió.

-No voy a mirar, te lo prometo-contestó tapándose los ojos.

Cogí la toalla y me la puse enseguida. Espero que no me lo haya visto todo, todavía no estoy lista para esto; pensé. Le quité las manos de la cara y le abracé.

Todo esto era un sueño ...

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